Para la mujer que necesita un buen masaje en la espalda. Con dedos firmes, que corran con suavidad, pero aprieten hasta sentir un poco de dolor, porque si no hay dolor, no es descontracturante.
Para la mujer que deja en descubierto su nuca, porque confía, está segura, que no sucederá nada que ella no esté dispuesta a hacer.
Para la mujer que baja la mirada, porque piensa, contempla, descubre. Pero que aún así mantiene la frente en alto, porque en mi mundo mirar hacia bajo no es someterse, es introspección, curiosidad y cuidado.
Para la mujer que se ama a sí misma, desnuda frente al espejo, ama sus imperfecciones porque la hace un ejemplar único. Reconoce su cuerpo asimétrico, natural y cíclico.
Para la mujer que se reconoce, se alarma, se preocupa y se entrega. Porque entendió que todas tenemos experiencias similares, y que ninguna está exenta nada.
Para las mujeres que no juzgan, y por eso pueden hablar de lo que les pasa, sin miedo a la opinión o al juicio equivocado.
Para las mujeres que consultan, que derriban muros internos, que se animan a hablar y mostrar lo que muchas ocultan. Para aquellas que gracias a todo esto encuentran una cura, y no se terminan enfermando en el silencio. Porque te puedo asegurar, que el silencio y la ignorancia enferma más que una célula que muta y crece con errores.
Autora: yo 🙋🏻♀️
Ph: @katrinvankova