“No tienes idea de la cantidad de gente que vive realidades dolorosas en silencio. Sé amable siempre, puedes ser el respiro de alguien que tiene una tonelada de angustia detras de una sonrisa”.
Ayer tuve un día largo. Siempre termino más tarde de lo que tengo programado en mi agenda, de lo que a veces mi cuerpo realmente aguanta, y de lo que mis hijos quisieran. Pero ayer me pasó algo que acostumbra pasarme a diario, pero esta vez no pude controlarlo, y me derrumbé por unos instantes. Ayer el escritorio que nos separa no sirvió de impedimento para que pueda abrazarla. Hacía mucho tiempo que el poder de la empatía no se apoderaba de mí. A veces les comento, muy por arriba, a mis más queridos, que siento creer saber lo que le pasa a las personas con sólo mirarla a los 👀. Cuando me olvido pienso que es una locura mía, pero cuando lo vuelvo a sentir me deja pensando.
Quienes me conocen quizás puedan decir que conectamos, otras no. Todo depende del momento en que ,tanto yo como médica y ustedes cómo pacientes, estemos viviendo, porque en ambos lados hay personas que tienen una historia, sus momentos de felicidad y tristezas.
Pero si hay algo que puedo dar por seguro es que cada encuentro que tenemos le pongo lo mejor de mí. Cada vez que veo a cada una de ustedes trato de mirarlas y entender qué buscan en mí. Se asombrarían la cantidad de pacientes que al principio sólo vienen porque necesitaban sentirse escuchadas y conectar pupila con pupila.
Y fue así que ayer, bastaron 5 minutos para darme cuenta que la consulta de las 11am no era una común. Ella había estado un 1 año y 2 meses planificando este momento, el año y 2 meses que le costó recuperarse de una gran pérdida, del dolor más grande que podría tener una mujer.
Y allí estaba, sentada frente a mí, mostrándome todos sus estudios. Y todo esto de que me sirve transcribirlo ahora? si ella lo único que necesitaba en ese momento era un apretón de manos, un abrazo y escuchar decir que esta vez todo iba a estar bien.
Ella estaba emocionada, porque dejaba atrás una profunda tristeza, poner toda su energía para volver a empezar. Nada podría reparar su dolor, pero sí podría hacer volver a hacer latir ese corazón tan casado de llorarlo.
Ojalá hoy esté feliz, trabajando la ilusión que nos lleva a hacer que nos sucedan cosas hermosas.
Ojalá todos podamos empatizar y conectarnos más allá de la ciencia. El estudio nos permite ejercer con conocimiento, responsabilidad y compromiso; y el amor nos lleva a que los resultados sean aún mejores que los publicados en revistas científicas.
Ojalá todos entendamos que somos personas que viven, que sienten y necesitan uno del otro. Prometámonos una cosa: recibirnos siempre con una sonrisa y un hola cómo estás, alguna de las dos podríamos estar escondiendo detrás de una sonrisa amable, una realidad dolorosa, y la mejor manera de atravesar esos momentos es con un trato amable y escucha.