El otro día leí en un diario “El problema que me dejes subir primera al colectivo”, una nota donde se replanteó el significado de “un hombre caballero”. Me pareció súper interesante volver a analizar esa palabra que está tan incorporada en nuestra vida. Quién no dijo alguna vez: “me encanta porque es un caballero”. Ahora bien, en estos últimos tiempos donde la lucha por la igualdad de género está a flor de piel y es una tarea ardua de todos los días, te pusiste a pensar si realmente estos gestos de caballerosidad que tanto se agradecen y hasta a veces “enamoran” son necesarios? O simplemente constan de gestos y actitudes básicos para una convivencia armoniosa y respetuosa entre seres humanos, seas hombre o mujer.
Alejandro Dolina dice en la nota: “Se puede decir que el que te deja pasar en el colectivo o te cede el asiento es porque se considera dueño de tales decisiones: yo decido quién pasa primero y quién permanece de pie. Y en cierta forma metafórica de la etiqueta, la persona más elevada es la que entra más tarde y la que permanece de pie. No siempre estas conductas son indicio inmediato de una posición tomada en la cuestión de los géneros. Pero la caballerosidad tiene que ver con la gentileza?”
Por otro lado, Luciano Fabbri, licenciado en Ciencia Política (UNR), docente universitario y educador popular en áreas de género, masculinidades y feminismos, dice: “la palabra “caballero” no tiene otras connotaciones que no sean machistas. “Caballero no es cualquiera que sea amable, cordial o gentil, como suelen decir quienes defienden la inocencia del término, y más aún, las prácticas asociadas a él. Caballero, primero, es un término asociado a los hombres. Y afirmo que es elitista, porque no a cualquier hombre. Supone la adecuación a un código de conductas que provienen de un ideal medieval, militar y cristiano, extendido con el paso del tiempo a hombres adultos, occidentales, probablemente blancos y seguramente heterosexuales. Pero no nos vayamos a creer igual que cualquier hombre es caballero con cualquier mujer, porque así como hay rangos para ellos, también los hay para nosotras que debemos ser dignas de tal atención. “Para merecer caballerosidad, se requiere ser una dama. En principio, no osar rechazar ese gesto de grandeza del hombre, aceptarlo gustosa, sonriente, agradecida. El gesto de caballerosidad, en general, lleva implícita una noción de superioridad y una alta dosis de paternalismo.´Primero las damas´, porque las dejamos, no porque puedan por sus propios medios, porque quieran o lo merezcan. Es una forma sutil de corroborar quién es el sujeto de poder y autoridad”.
Después en la nota habla “Coco Sily” que no voy a gastarme en transcribir todo lo que dice, sólo esta frase para que nos caigamos todas de “cola”: “La caballerosidad tiene que ver con una costumbre cultural indudablemente marcada por el patriarcado, pero a mi no me disgusta en cuanto a gesto de cortesía, no deberíamos acentuarlo en el hecho de que por ser mujer uno debería ser caballero. Si un hombre viene con dos bolsos en las manos o asistís a alguien que está en inferioridad de condiciones que vos, uno puede ser caballero sin importar el género”. Gracias Coco por considerarnos en inferioridad de condiciones.
A lo que el Licenciado Fabbri le responde: “la crítica feminista hacia la caballerosidad, como hacia toda forma de paternalismo, no busca que los hombres abandonemos entonces todo gesto de amabilidad para dar rienda suelta a la lógica viril de la competencia y la violencia. Sino que esa amabilidad se base en lógicas de cooperación recíproca, más allá del sexo, género y sexualidad de las personas involucradas, y también más allá de sus capacidades, generación, pertenencias de clase y étnicas-raciales”. Gracias por tu racionalidad licenciado, al otro dejémoslo con su “cátedra del macho”.
La periodista que escribe la nota, Paula Giménez dice: “Y yo entiendo que son costumbres pero tal vez la buena voluntad de los caballeros, a las mujeres que no somos damas ya nos empieza a incomodar. Y les aseguro que para mi y para muchas de nosotras, no hay gesto más cordial que un hombre respetando nuestra negativa”. Claramente.
Como dije anteriormente, la mentalidad de las personas está cambiando; acaso nos estamos dando cuenta del gran cambio que estamos queriendo lograr? Es histórico, nuestra lucha va a marcar un antes y un después. No bajemos los brazos, sigamos adelante, igualdad de género, igualdad de derechos, igualdad de oportunidades, IGUALDAD.
Podría parecerte “exagerado” que les incomode el hecho de que no acepten la negativa por “pasar antes en el colectivo”, que volvamos a analizar el concepto de caballerosidad. Pero pongamos en paralelo otras situaciones como hacer responsable a la mujer ante la falla de un método anticonceptivo, o ante falta de lubricación vaginal recurrir al comentario tan conocido como “que tu pareja se esmere” como si éste fuera complemento de nuestra fisiología.
En el trabajo, en la calle y en mi casa defiendo y lucho por nuestros derechos. Busco concientizar a la mujer, desde la vida diaria hasta dentro del ámbito de la salud. Porque estamos rodeadas de modismos y costumbres machistas y violentas, que pasan por desapercibidos porque están naturalizados, pero ya están saliendo a la luz y nos estamos haciendo escuchar. No tengas miedo en decir que no, porque hoy más que nunca, NO, ES NO.
(La nota es del diario La Nación https://www.lanacion.com.ar/2139016-por-que-es-un-problema-que-me-dejes-subir-primera-al-colectivo)