Hoy quiero contarles que hace 1 mes que Francesco no toma más la teta. Aunque debo confesar que a la vuelta de su último control con el pediatra, hará unos 10 días, me pidió teta para dejar de llorar y se la di.
Renové mis corpiños por unos nuevos, dos talles más chicos, me compré tres conjuntos.
Ahora ya no pienso en si el cuello de mi remera es cómodo para sacar la teta en cualquier lado sin hacer malabares. Tampoco veo las miradas en mi escote, ya no es el mismo de antes, perdió su encanto? Para nada, a mi me encanta.
Mis pechos alimentaron a dos hijos durante muchos meses y reemplazaron la leche de fórmula, ganaban salud y yo ahorraba plata en el súper y en la farmacia.
Mis pechos están más pequeños, están cansados y voy a dejarlos en paz por un tiempo, y seguramente por la vida que me resta, que es mucha, ojalá así sea.
Francesco hoy duerme toda la noche, ya no se despierta con su reloj biológico a las 3 am pidiendo teta y mamá a los gritos.
Belén y Francesco hoy señalan mis pechos y se ríen, los quieren tocar y jugar. Para ellos son parte de su crecimiento, de amor y juego. Ellos saben que nos unía por largas horas, con miradas a pocos centímetros de distancia, compartiendo olores que sólo se sienten cuando estás piel con piel.
Mis pechos no sufrieron ningún destete, porque logré que fuera respetuoso, para ellos y para mi cuerpo. Para mí un destete respetuoso es lento, y con los tiempos de cada binomio mamá-bebé.
Hoy mis pechos no me duelen, no se cargan, el destete no lo sufro, pero sí lo extraño.
Extraño esos momentos que sólo quien tuvo un bebé en brazos reconoce, pero así es la vida, casi que no puedo detenerme a pensar, que Francesco está subiéndose arriba de su sillita haciendo macanas. Termina una etapa, comienza otra, y así se nos pasa la vida.
Si aprieto mi pezón aún salen algunas gotitas de leche, eso se irá con el tiempo. Si presto atención siento mi ovulación, ya mi ciclo menstrual no está inhibido. Está volviendo todo a la normalidad, de manera casi imperceptible.
Parezco la misma de antes de tenerlos, cuando tenía 28 años, pero las apariencias engañan. Tengo dos embarazos y dos destetes, dos niños correteando a mi alrededor haciendo travesuras y hablando en su idioma. Tengo otro cuerpo y otra mentalidad. Otra manera de ver las cosas, otra energía y otra sensibilidad.
Quizás por eso creo que podría hablarte del destete respetuoso, siendo profesional de la salud que cuida la salud femenina y del bebé por nacer, en cuerpo y alma.
Cuando pienses en destetar a tu bebé, que sea respetando el binomio, sin escuchar a quienes opinan libremente, acudiendo a quienes saben si la situación se complica, si hay dolores, dudas o miedos.
Generalmente las etapas de la vida son crisis que se resuelven natural y espontáneamente.