Tan parecidos y tan injustamente diferentes…
Vienen de a par, uno de cada lado de nuestro cuerpo
Nosotras tenemos dos, ellos también
Nosotras llevándolos por dentro, cubiertos de visceras, se van cocinando a nuestros casi 37 grados centígrados de temperatura corporal
Los de ellos necesitan menos calor, por eso están hacia fuera, colgando, danzando al copas de la marcha, yendo de acá para allá, libres
Los nuestros, quedan anidando, creciendo y despidiéndose mes a mes, ciclo a ciclo
Los de ellos, renovándose día a día, frescos y radiantes como si fuera el primer día
Tan parecidos y tan injustamente diferentes
Nuestra función ya está predeterminada, los ovarios nacen ya con su reserva, desde la cuna, sus células se van suicidando en masa, para quedar entre millones, algunos cientos de miles, para luego ser trescientos y pico y desaparecer
Esa reserva que no solo desaparece sino que envejece
Que poco cómoda me siento hablando de vejez, pero no me sale otra palabra… ovarios que se van vaciando, se van cansando y pierden su principal característica, liberar células germinales, los ovocitos
Los testiculos en cambio, tienen su propia fábrica, que no descansa, liberando día a día células de primera, recién salidas del horno, frescas como lechugas
Acaso loa huevos son de oro? O el oro lo llevamos nosotras? Esas dos joyas dignas de ser cuidadas, alojadas en lo más profundo de nuestro ser…
Por arriba un ovario y por debajo un testiculo al desnudo
Que ironía de la vida… tan iguales pero tan injustamente diferentes.. o no tanto… al fin y al cabo todo pasa por algo y la naturaleza es sabia
Cuidémoslos como oro, aunque hayamos vivido pensando que los de oro son lo de ellos…
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